miércoles, 8 de agosto de 2012

La Rebelión de Espartaco


LA REBELIÓN DE LOS ESCLAVOS

Orígenes de la rebelión

Espartaco era originario de Tracia, en la actual Bulgaria. Militó en las auxilia, las tropas auxiliares de Roma, de las que desertó. Al no ser ciudadano romano, una vez capturado fue reducido a la esclavitud. Fue destinado con su hermano a trabajos forzados, pero gracias a su fuerza física, fue comprado por un mercader para la escuela de gladiadores de Capua de Léntulo Batiato.

Inicios de la rebelión

En el año 73 a. C., durante su permanencia en esta escuela, Espartaco ideó y llevó a cabo una rebelión a fin de escapar junto a varios compañeros. Unos 74 hombres, encabezados por Espartaco, huyeron de la ciudad armados con todo lo que encontraron. Encontraron con un convoy que transportaba armas de gladiadores y se apoderaron de él, tras lo cual se retiraron al monte Vesubio, desde donde empezaron a llevar a cabo acciones de pillaje contra las localidades vecinas. Espartaco estableció un reparto equitativo del botín entre todos sus hombres, lo que le atrajo gran número de seguidores entre los esclavos de las fincas aledañas al volcán.

Al tener conocimiento del botín, los romanos, enviaron desde Capua una pequeña brigada de soldados, que fue derrotada. En consecuencia, los romanos se alarmaron y enviaron una unidad de 3.000 hombres al mando de Cayo Claudio Glabro.

Contrario a la doctrina militar romana, e infravalorando completamente a los esclavos, Claudio Glabro estableció su campamento al pie de la montaña, donde descendía el único camino proveniente de la cúspide, sin establecer una valla de protección. Al tener conocimiento de este hecho, Espartaco adoptó un brillante plan. Hizo descender a sus hombres por la parte más escarpada del volcán, atados por cuerdas a la cepa de una vid silvestre, cayendo por sorpresa sobre los soldados romanos, causándoles numerosas bajas y obligando a los supervivientes a darse a la fuga desordenadamente, dejando el campamento en manos de los esclavos. Era la primera gran victoria de Espartaco, la batalla del Vesubio.

La ascensión de Espartaco y el temor de Roma

Los romanos enviaron dos legiones de la frontera norte de Italia, al mando del pretor Varinio. Éste trató de cercar a Espartaco para lo que dividió sus fuerzas en tres partes. Espartaco, aprovechó la división de las fuerzas romanas y atacó a las fuerzas mandadas directamente por éste, llegando al punto de capturar los lictores del pretor y su propio caballo. Varinio tuvo que huir a pie.

Como resultado, el movimiento de los esclavos se extendió a todo el sur de Italia. Muchas ciudades fueron tomadas y saqueadas por los esclavos. Espartaco, se dedicó a organizar un ejército regular disciplinado, que pudiera enfrentarse con éxito a las poderosas legiones romanas.

De esta manera formó un ejército de unos 70.000 hombres, preparó la construcción de armas y organizó la caballería. Una vez hecho esto, formó un plan para futuras acciones.   El plan de Espartaco consistía en reunir el mayor número posible de esclavos y sacarlos de Italia cruzando los Alpes. Esta era la única posibilidad de libertad para la mayoría de ellos, porque fuera de Italia podrían escapar a territorios no conquistados por Roma (como Germania). Además, era consciente de que no podría sostener una larga guerra de desgaste contra la República romana, pues esta era inmensamente rica y podría rehacer sus fuerzas armadas una y otra vez; los romanos combatirían tenazmente, impulsados por el temor a que los esclavos de todo el Mundo Mediterráneo decidiera revelarse. Con el fin de llevar a cabo este plan, Espartaco, empezó a marchar con sus tropas hacia el norte.

El gobierno romano, habiendo notado las constantes derrotas de sus legiones, se dio cuenta de la gravedad del peligro, y envió en el 72 a.C. contra los esclavos los ejércitos de ambos cónsules, Léntulo y Gelio. En ese preciso momento surgieron disensiones entre los esclavos, cuyo resultado fue la separación de un grupo de unos 20.000 hombres, compuesto en su mayor parte por galos y germanos, al mando de Crixo. Éstos empezaron a actuar de forma independiente, pero Crixo no tenía la habilidad estratégica de Espartaco, por lo que  fueron interceptados  y aniquilados en Apulia, cayendo el mismo Crixo en el combate.

Las disensiones estaban relacionadas con el plan de acciones futuras: mientras Espartaco simplemente quería lograr que los esclavos salieran de Italia, Crixo y los suyos estaban empeñados en presentar batalla campal a los romanos, derrotarlos e incluso tomar Roma,

Espartaco, con maniobras brillantes en los pasos de los montes Apeninos, infligió una serie de derrotas y fue evitando las emboscadas que le tendieron los romanos. Sus tropas continuaron fortaleciéndose por el continuo afluir de esclavos escapados de todas partes de Italia, hasta el punto que llegó a reunir un número de 120.000 hombres en total.

La guerra bajo Craso

El gobernador de la provincia de la Galia Cisalpina, reunió todas las fuerzas disponibles y aguardó la llegada de Espartaco al valle del Po, en la ciudad de Módena. Espartaco lo derrotó y pudo cumplir su plan de cruzar los Alpes, pero en vez de eso, regresó hacia el sur. Se puede concluir que los esclavos estaban tan entusiasmados por sus victorias que deseaban culminar su venganza tomando Roma.

Espartaco se acercó a Roma. Sabiendo que no podría tomar la ciudad dadas sus poderosas fortificaciones, adoptó una postura pasiva. Los romanos, por su parte, habían confiado el mando supremo del ejército al pretor Marco Licinio Craso, adjudicándole las diez legiones disponibles, aunque no eran de las mejores, pues ya los soldados estaban desmoralizados por las inauditas victorias de Espartaco.

Los romanos construyeron un plan, consistía encerrarlos en la montañosa region del Piceno, mientras recibía más refuerzos. Pero, uno de sus ayudantes optó por atacarlos directamente, siendo derrotado. Muchos legionarios huyeron. Espartaco siguió su marcha hacia el sur

Mientras tanto, Espartaco llegaba a los alrededores de la ciudad de Turi, donde muchos mercaderes aparecieron para obtener el botín tomado por Espartaco. Necesitado de material para construir armas, los esclavos aceptaban materiales para fabricar armas.

Más tarde Espartaco y su ejército llegaron al mar Tirreno, en la zona de Calabria. Aquí entró en contacto con los piratas de Cilicia, quienes prometieron darle una flota para transportar las tropas rebeldes a Sicilia. Sin embargo, los romanos se percataron de la intención de Espartaco, por lo que sobornaron a los piratas y éstos traicionaron a Espartaco.

Craso, enterado de que los esclavos trataban de pasar a Sicilia, aprovechó la ocasión para encerrarlos en el extremo sudoccidental de la península itálica. Con este fin construyó de mar a mar una línea fortificada de unos 65 km, compuesta de un amplio y profundo foso y una valla de cuatro metros y medio de altura. Espartaco intentó forzar el paso una vez sin éxito, pero luego recurrió a una astuta táctica utilizada por Aníbal contra los romanos 144 años antes. Durante una noche tormentosa reunió todo el ganado que pudo, puso antorchas en sus cuernos y los arrojó hacia la valla. Los romanos se concentraron en el punto a donde se dirigían las antorchas, pero pronto descubrieron, para su sorpresa, que no eran hombres, sino reses. Los esclavos, por su parte cruzaron la valla por otro sector sin ser molestados y regresaron a Lucania (actual Basilicata), en la parte norte del golfo de Tarento.

El fin de la rebelión

El Senado perdió la fe en Craso, envió entonces al general Pompeyo. La idea del Senado era cercar a los esclavos desde tres frentes: noroeste, suroeste y este. En total, los romanos sumarían unas 20 legiones (alrededor de 120.000 hombres), de las cuales, las de Pompeyo sobresalían por su valor y moral, ya que regresaban de una campaña victoriosa.

Justo en esta circunstancia peligrosa surgieron otra vez disensiones entre los esclavos. De nuevo los galos y los germanos, al mando de Casto y Gáunico (unos 30.000 hombres), se separaron de Espartaco y fueron derrotados por Craso. Cualquier debilitamiento de las fuerzas rebeldes resultaría mortal, puesto que ya no había reserva de esclavos que pudieran unírseles. De esta manera, a Espartaco le quedaron alrededor de 80.000 hombres.

Por fin, Espartaco se acercó a Brindisi. Posiblemente pensó en cruzar el mar Adriático y desembarcar en Grecia o Iliria. Espartaco quiso hacer la prueba. Al llegar cerca de la ciudad, sus espías le informaron que Lúculo ya se encontraba en ella. Entonces retrocedió para enfrentarse a Craso y Pompeyo.

En el año 71 a. C., en Apulia, se libró la última batalla (llamada por algunos historiadores batalla del Río Silario). Antes de la misma Espartaco mato a su caballo y decidió combatir a pie con todos los demás. Los esclavos, dispuestos a vender cara su derrota y jamás volver a servir a los romanos, pelearon desesperadamente, pero no pudieron resistir la superioridad de las legiones romanas. 60.000 esclavos, entre ellos Espartaco -quien, herido en una pierna durante la batalla, llegó a luchar de rodillas-, cayeron en la batalla; en cambio los romanos solo perdieron 1.000 hombres. No se pudo localizar el cadáver de Espartaco. Los romanos hicieron 6.000 prisioneros, y decidieron dar al mundo una lección: todos los esclavos prisioneros fueron crucificados a lo largo del tramo de la Vía Apia entre Capua y Roma.

Algunos esclavos remanentes lograron huir y se refugiaron con los piratas de Cilicia. Pero los que no lo hicieron fueron perseguidos: Pompeyo logró destruir a una tropa de 5.000 hombres que se dirigía hacia el norte, tratando de cumplir el plan de Espartaco.

Al final de la rebelión encabezada por Espartaco, Italia perdió al menos 100.000 esclavos, con lo que todos los aspectos productivos sufrieron un fuerte golpe, en especial el sector agrícola, base fundamental de la economía romana. Los propietarios de esclavos, temerosos de nuevas rebeliones, tomaron varias medidas preventivas.

Roma fue la ciudad más poderosa del Mediterráneo debído precisamente a su fuerza, y a la crueldad con que tal fuerza se aplicaba. El castigo de un criminal o de un rebelde era brutal. Roma no toleraba traidores, y mucho menos la rivalidad.  

Los historiadores señalan que coincidiendo con la guerra de los gladiadores se produjeron diversos cambios en la legislación de la esclavitud. La esclavitud no fue abolida; sólo puede hablarse de una suavización del trato.

Glosario

Gladiador: Persona que, en los juegos públicos de la antigua Roma, se enfrentaba con otra o con un animal feroz.

Doctrina: Conjunto de ideas u opiniones religiosas, filosóficas, políticas, etc., sustentadas por una persona o grupo.

Lictor: Entre los romanos, ministro de justicia que precedía con las fasces a los cónsules y a otros magistrados.

Cónsul: Cada uno de los dos magistrados que durante un año tenían en la república romana la suprema autoridad.


Disensión: Oposición o contrariedad de varias personas en los pareceres o en los propósitos.

Fuentes:
Esto fue extraído de:

http://es.wikipedia.org/wiki/Espartaco   26/04/2012- 8:25 hs.

1 comentario:

  1. Joachim Fernau dijo que no hay otra guerra que pueda considerarse justa como la de ESPARTACO. Y tenía razón. Os dejo algunos recursos referentes a este asunto que me parecen interesantes: https://gabrielrosselloblog.wordpress.com/2017/02/20/que-fue-la-revuelta-de-espartaco/

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