LA REBELIÓN DE LOS ESCLAVOS
Orígenes de
la rebelión
Espartaco
era originario de Tracia, en la actual Bulgaria. Militó en las auxilia, las tropas auxiliares de Roma, de las que
desertó. Al no ser ciudadano romano, una vez capturado fue reducido a la
esclavitud. Fue destinado con su hermano a trabajos forzados, pero gracias a su
fuerza física, fue comprado por un mercader para la escuela de gladiadores de Capua de Léntulo
Batiato.
Inicios de la rebelión
En el año 73 a. C., durante su
permanencia en esta escuela, Espartaco ideó y llevó a cabo una rebelión a fin
de escapar junto a varios compañeros. Unos 74 hombres, encabezados por
Espartaco, huyeron de la ciudad armados con todo lo que encontraron. Encontraron
con un convoy que transportaba armas de gladiadores y se apoderaron de él, tras
lo cual se retiraron al monte Vesubio, desde donde empezaron a llevar a cabo acciones de pillaje contra las
localidades vecinas. Espartaco estableció un reparto equitativo del botín entre
todos sus hombres, lo que le atrajo gran número de seguidores entre los
esclavos de las fincas aledañas al volcán.
Al tener conocimiento del botín,
los romanos, enviaron desde Capua una pequeña brigada de soldados, que fue derrotada. En consecuencia,
los romanos se alarmaron y enviaron una unidad de 3.000 hombres al mando de Cayo Claudio Glabro.
Contrario a la doctrina
militar romana, e infravalorando completamente a los esclavos, Claudio Glabro
estableció su campamento al pie de la montaña, donde descendía el único camino
proveniente de la cúspide, sin establecer una valla de protección. Al tener
conocimiento de este hecho, Espartaco adoptó un brillante plan. Hizo descender
a sus hombres por la parte más escarpada del volcán, atados por cuerdas a la
cepa de una vid silvestre, cayendo por sorpresa sobre los soldados romanos,
causándoles numerosas bajas y obligando a los supervivientes a darse a la fuga
desordenadamente, dejando el campamento en manos de los esclavos. Era la
primera gran victoria de Espartaco, la batalla del Vesubio.
La ascensión
de Espartaco y el temor de Roma
Los romanos enviaron dos
legiones de la frontera norte de Italia, al mando del pretor Varinio. Éste trató de cercar a
Espartaco para lo que dividió sus fuerzas en tres partes. Espartaco, aprovechó
la división de las fuerzas romanas y atacó a las fuerzas mandadas directamente
por éste, llegando al punto de capturar los lictores del pretor y su propio caballo. Varinio tuvo que huir a pie.
Como resultado, el movimiento
de los esclavos se extendió a todo el sur de Italia. Muchas ciudades fueron
tomadas y saqueadas por los esclavos. Espartaco, se dedicó a organizar un
ejército regular disciplinado, que pudiera enfrentarse con éxito a las
poderosas legiones
romanas.
De esta manera formó un
ejército de unos 70.000 hombres, preparó la construcción de armas y organizó la
caballería. Una vez hecho esto, formó un plan para futuras acciones. El plan de Espartaco consistía en reunir el
mayor número posible de esclavos y sacarlos de Italia cruzando
los Alpes. Esta era la única posibilidad de libertad para la mayoría de ellos,
porque fuera de Italia podrían escapar a territorios no conquistados por Roma (como Germania). Además, era consciente de
que no podría sostener una larga guerra de desgaste contra la República romana, pues esta era inmensamente
rica y podría rehacer sus fuerzas armadas una y otra vez; los romanos
combatirían tenazmente, impulsados por el temor a que los esclavos de todo el
Mundo Mediterráneo decidiera revelarse. Con el fin de llevar a cabo este plan,
Espartaco, empezó a marchar con sus tropas hacia el norte.
El gobierno romano, habiendo
notado las constantes derrotas de sus legiones, se dio cuenta de la gravedad
del peligro, y envió en el 72 a.C. contra los esclavos los ejércitos de ambos cónsules, Léntulo y Gelio. En ese preciso momento
surgieron disensiones entre los esclavos, cuyo resultado fue la separación de
un grupo de unos 20.000 hombres, compuesto en su mayor parte por galos y germanos, al mando de Crixo. Éstos
empezaron a actuar de forma independiente, pero Crixo no tenía la
habilidad estratégica de Espartaco, por lo que fueron interceptados y aniquilados en Apulia, cayendo el
mismo Crixo en el combate.
Las disensiones estaban
relacionadas con el plan de acciones futuras: mientras Espartaco simplemente
quería lograr que los esclavos salieran de Italia, Crixo y los suyos estaban
empeñados en presentar batalla campal a los romanos, derrotarlos e incluso tomar
Roma,
Espartaco, con maniobras
brillantes en los pasos de los montes Apeninos, infligió una serie de derrotas y fue evitando las emboscadas que le
tendieron los romanos. Sus tropas continuaron fortaleciéndose por el continuo
afluir de esclavos escapados de todas partes de Italia, hasta el
punto que llegó a reunir un número de 120.000 hombres en total.
La guerra
bajo Craso
El gobernador de la provincia
de la Galia Cisalpina, reunió todas las fuerzas disponibles y aguardó la llegada de Espartaco
al valle del Po, en la ciudad de Módena. Espartaco
lo derrotó y pudo cumplir su plan de cruzar los Alpes, pero en vez de eso,
regresó hacia el sur. Se puede concluir que los esclavos estaban tan
entusiasmados por sus victorias que deseaban culminar su venganza tomando Roma.
Espartaco se acercó a Roma. Sabiendo
que no podría tomar la ciudad dadas sus poderosas fortificaciones, adoptó una
postura pasiva. Los romanos, por su parte, habían confiado el mando supremo del
ejército al pretor Marco Licinio Craso,
adjudicándole las diez legiones disponibles, aunque no eran de las mejores,
pues ya los soldados estaban desmoralizados por las inauditas victorias de
Espartaco.
Los romanos construyeron un
plan, consistía encerrarlos en la montañosa region del Piceno, mientras recibía más
refuerzos. Pero, uno de sus ayudantes optó por atacarlos directamente, siendo
derrotado. Muchos legionarios huyeron. Espartaco siguió su marcha hacia el sur
Mientras tanto, Espartaco
llegaba a los alrededores de la ciudad de Turi, donde
muchos mercaderes aparecieron para obtener el botín tomado por Espartaco.
Necesitado de material para construir armas, los esclavos aceptaban materiales para
fabricar armas.
Más tarde Espartaco y su
ejército llegaron al mar
Tirreno, en la zona de Calabria. Aquí entró en contacto con los piratas de Cilicia, quienes prometieron darle una flota para transportar las tropas
rebeldes a Sicilia. Sin embargo, los romanos se percataron de la intención de Espartaco,
por lo que sobornaron a los piratas y éstos traicionaron a Espartaco.
Craso, enterado de que los
esclavos trataban de pasar a Sicilia, aprovechó la ocasión para encerrarlos en
el extremo sudoccidental de la península itálica. Con este
fin construyó de mar a mar una línea fortificada de unos 65 km, compuesta de un
amplio y profundo foso y una valla de cuatro metros y medio de altura.
Espartaco intentó forzar el paso una vez sin éxito, pero luego recurrió a una
astuta táctica utilizada por Aníbal contra los
romanos 144 años antes. Durante una noche tormentosa reunió todo el ganado que
pudo, puso antorchas en sus cuernos y los arrojó hacia la valla. Los romanos se
concentraron en el punto a donde se dirigían las antorchas, pero pronto
descubrieron, para su sorpresa, que no eran hombres, sino reses. Los esclavos,
por su parte cruzaron la valla por otro sector sin ser molestados y regresaron
a Lucania (actual Basilicata), en la parte norte del golfo
de Tarento.
El fin de la rebelión
El Senado perdió la fe en
Craso, envió entonces al general Pompeyo. La idea del Senado era
cercar a los esclavos desde tres frentes: noroeste, suroeste y este. En total,
los romanos sumarían unas 20 legiones (alrededor de 120.000 hombres), de las
cuales, las de Pompeyo sobresalían por su valor y moral, ya que regresaban de
una campaña victoriosa.
Justo en esta circunstancia
peligrosa surgieron otra vez disensiones entre los esclavos. De nuevo los galos
y los germanos, al mando de Casto y Gáunico (unos 30.000 hombres), se
separaron de Espartaco y fueron derrotados por Craso. Cualquier debilitamiento
de las fuerzas rebeldes resultaría mortal, puesto que ya no había reserva de
esclavos que pudieran unírseles. De esta manera, a Espartaco le quedaron
alrededor de 80.000 hombres.
Por fin, Espartaco se acercó a
Brindisi. Posiblemente pensó en cruzar el mar
Adriático y desembarcar en Grecia o Iliria. Espartaco
quiso hacer la prueba. Al llegar cerca de la ciudad, sus espías le informaron que
Lúculo ya se encontraba en ella. Entonces retrocedió para enfrentarse a Craso y
Pompeyo.
En el año 71 a. C., en Apulia, se libró
la última batalla (llamada por algunos historiadores batalla del Río Silario). Antes de
la misma Espartaco mato a su caballo y decidió combatir a pie con todos los
demás. Los esclavos, dispuestos a vender cara su derrota y jamás volver a
servir a los romanos, pelearon desesperadamente, pero no pudieron resistir la
superioridad de las legiones
romanas. 60.000 esclavos, entre ellos Espartaco -quien, herido en una pierna
durante la batalla, llegó a luchar de rodillas-, cayeron en la batalla; en
cambio los romanos solo perdieron 1.000 hombres. No se pudo localizar el
cadáver de Espartaco. Los romanos hicieron 6.000 prisioneros, y decidieron dar
al mundo una lección: todos los esclavos prisioneros fueron crucificados a lo largo del tramo de la Vía Apia entre Capua y Roma.
Algunos esclavos remanentes
lograron huir y se refugiaron con los piratas de Cilicia. Pero los que no lo hicieron fueron perseguidos: Pompeyo logró destruir
a una tropa de 5.000 hombres que se dirigía hacia el norte, tratando de cumplir
el plan de Espartaco.
Al final de la rebelión
encabezada por Espartaco, Italia perdió al menos 100.000 esclavos, con lo que
todos los aspectos productivos sufrieron un fuerte golpe, en especial el sector
agrícola, base fundamental de la economía romana. Los propietarios de esclavos, temerosos de nuevas rebeliones,
tomaron varias medidas preventivas.
Roma fue la ciudad más poderosa del
Mediterráneo debído precisamente a su fuerza, y a la crueldad con que tal
fuerza se aplicaba. El castigo de un criminal o de un rebelde era brutal. Roma
no toleraba traidores, y mucho menos la rivalidad.
Los historiadores señalan que
coincidiendo con la guerra de los gladiadores se produjeron diversos cambios en
la legislación de la esclavitud. La esclavitud no fue abolida; sólo puede hablarse de
una suavización del trato.
Glosario
Gladiador: Persona que, en los juegos
públicos de la antigua Roma, se enfrentaba con otra o con un animal feroz.
Doctrina: Conjunto de ideas u opiniones religiosas,
filosóficas, políticas, etc., sustentadas por una persona o grupo.
Lictor: Entre los romanos, ministro de justicia que precedía con las
fasces a los cónsules y a otros magistrados.
Cónsul: Cada uno de los dos magistrados que
durante un año tenían en la república romana la suprema autoridad.
Disensión: Oposición o contrariedad de varias
personas en los pareceres o en los propósitos.
Fuentes:
Esto fue
extraído de:
http://es.wikipedia.org/wiki/Espartaco 26/04/2012- 8:25 hs.
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=15139 26/04/2012- 18:13 hs.
Joachim Fernau dijo que no hay otra guerra que pueda considerarse justa como la de ESPARTACO. Y tenía razón. Os dejo algunos recursos referentes a este asunto que me parecen interesantes: https://gabrielrosselloblog.wordpress.com/2017/02/20/que-fue-la-revuelta-de-espartaco/
ResponderEliminar